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Futuro

Uno de los túneles de Virgo © Enrico Sacchetti

La red mundial de interferómetros de ondas gravitacionales –los dos LIGO avanzados, Virgo avanzado y KAGRA– alterna periodos de observación con periodos dedicados a la actualización y mejora de los detectores.

Aunque los interferómetros existentes han sido, desde su construcción, actualizados regularmente, pasando de detectores iniciales a detectores avanzados, las mejoras en su sensibilidad no pueden continuar para siempre debido a las limitaciones intrínsecas de sus infraestructuras. Por ello, ya se ha iniciado el proceso de diseño de los futuros interferómetros de ondas gravitacionales.

Dos detectores, con brazos de hasta varias decenas de kilómetros de longitud, uno en Europa, el Telescopio Einstein (ET, de sus siglas en inglés), y otro en Estados Unidos, el Explorador Cósmico (CE, de sus siglas en inglés), tienen prevista su construcción en un futuro próximo. El proceso de selección de sus emplazamientos está actualmente en curso. Debido a sus dimensiones y características innovadoras, los retos tecnológicos de estos detectores no tienen precedentes. En particular, el plan para el Telescopio Einstein es que sea subterráneo para reducir los ruidos ambientales; pero esto hace que la infraestructura sea más compleja. Superar estos retos nos permitirá hacer realidad el impresionante potencial científico de los detectores de siguiente generación.

Las ondas gravitacionales a frecuencias comprendidas entre una milésima de hercio y un hercio (producidas, por ejemplo, por la fusión de agujeros negros extremadamente masivos, como los que se encuentran en el centro de muchas galaxias), sólo pueden explorarse mediante el uso de detectores espaciales. Por esta razón, se concibió la Antena Espacial de Interferometría Láser (LISA, por sus siglas en inglés). Este detector estará compuesto por tres masas en caída libre, orbitando alrededor del Sol en formación triangular y a unos 2,5 millones de kilómetros de distancia unas de otras. La misión LISA está dirigida actualmente por la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), con contribuciones de la NASA y de numerosos Estados miembros de la ESA.